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Opinión: La utilidad de los parques urbanos para mitigar desastres naturales

By 20 de abril de 2015marzo 7th, 2017No Comments

Es sabido que nuestro país, tanto por sus características geográficas como climáticas, es propenso a desastres naturales de diferentes tipos. Sin embargo, muchos de los fenómenos naturales que ha enfrentado el país últimamente vienen ocurriendo temporalmente desde hace mucho tiempo.

Se estima que estos fenómenos pueden volver a repetirse en ciclos que van desde los 5 a los 100 años, por lo que es necesario prevenir y evitar que estos se transformen en trágicos desastres que afecten a la población.

El experto en Desarrollo Urbano Sustentable, Francisco de la Barrera, comenta una interesante propuesta sobre como los parques urbanos pueden ayudar a mitigar los daños de ciertos desastres naturales que afectan a nuestro país.

«Ante fenómenos climáticos que generen aluviones graves, inclusive con víctimas fatales como los ocurridos en el norte de Chile, las quebradas urbanas deben estar preparadas para recibir enormes volúmenes de agua y sedimentos. Estos eventos podrían repetirse cada cinco, 25, 50 ó 100 años, por lo que es responsabilidad legal y política de las autoridades prohibir la instalación de viviendas en sectores de riesgo. Pero no solo deben prohibirlo sino también asegurarlo.
Dado el gran tamaño de estas zonas, ¿qué se puede hacer con ellas? ¿Es una alternativa óptima dejarlas sin urbanizar? ¿Basta con convertirlas en eriazas y, en consecuencia, a merced de quienes no pudiendo acceder a viviendas formales se instalen en estos peligrosos lugares? ¿Se debieran construir defensas fluviales o piscinas de control aluvional en medio de la ciudad que solo funcionen una vez cada 25 años? No. Esos sitios deben urbanizarse pensando también en el bienestar de los ciudadanos: con parques urbanos.

Los parques urbanos son doblemente útiles pues, además de los beneficios ambientales y sociales que ofrecen de modo permanente, permiten el desarrollo de obras. Éstas pueden mitigar el impacto de aluviones, modificando el relieve a pequeña escala para impedir el flujo de agua y sedimentos hacia las zonas residenciales, y posibilitando la retención o bien el retardo del flujo. En este sentido, los humedales de los parques urbanos son especialmente eficaces ya que pueden recibir grandes volúmenes de agua que arriban con alta velocidad, almacenarlos temporalmente y liberarlos lentamente, evitando los efectos de la fuerza que ejercen los torrentes.

Los parques ofrecen beneficios cotidianos que demandan de una mantención cuyo costo es variable según su equipamiento y está asegurado en el tiempo. El gasto se justifica en tanto mejoran la calidad ambiental urbana y la calidad de vida de quienes los visitan. Ante desastres con la magnitud observada en el norte de Chile, pueden destinarse a ser áreas de sacrificio, es decir, lugares amplios donde contener el paso del lodo, aun cuando lo destruyan completamente, sirviendo incluso como piscina de control aluvional.

A diferencia de lo que ocurre con las viviendas, las instalaciones deportivas complejas o el comercio, el costo de reconstrucción de un parque es mucho menor. Además es marginal en relación al costo de la mantención anual de los parques. Cinco años de mantención equivalen al costo de su construcción, por lo que la reparación de un parque no representa una inversión desorbitante, como sí lo puede ser la reconstrucción de viviendas. Es decir, construir parques es una alternativa altamente costo-efectiva al compararlo con otros tipos de artefactos urbanos y en relación a sus mismos costos de mantención.
Las ciudades están expuestas a fenómenos naturales que pueden devenir en desastres urbanos. La prevención pasa por disponer de una estructura urbana que mitigue los impactos de estos eventos extremos que, de acuerdo a expertos sobre cambio climático, serán cada vez más frecuentes.

El parque Kaukari de Copiapó, ubicado en el cauce mismo del río, pudo ser clave para mitigar el impacto del último aluvión. En el papel, su diseño lo permitía, dado que fue planificado con una capacidad de crecidas de grandes dimensiones (100 años de periodo de retorno). No obstante, sólo la etapa más pequeña y estrecha del parque, ubicada aguas-abajo del río (la porción más baja) ha sido construida y muy recientemente inaugurada, por lo que su efectividad no puede ser evaluada hasta que no se terminen las siguientes etapas.»

Francisco de la Barrera, Investigador del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable UC
Vía Plataforma Urbana