Una interesante nota apareció el otro día en el sitio Plataforma Urbana. Hablaba sobre la ciudad satélite de Maipú a 25 años de su construcción y de cómo había cambiado desde que se lanzó como una gran alternativa de una “mejor calidad de vida” en 1988.
El arquitecto Sergio San Martín -uno de los diseñadores del barrio habló con el diario El Mercurio sobre su visión de este gran proyecto que prometía no sólo revolucionar Maipú, sino Santiago entero, al ser una opción de vivir lejos del ruido y ajetreo propio de la ciudad misma: “Estamos seguros de que para que una ciudad del siglo XXI crezca, debe ofrecer calidad de vida. No quisimos meramente vender viviendas, sino calidad de vida”.
Hoy, a 25 años de su lanzamiento estrella –que contó con la presencia de los ministros del Interior, Vivienda y Obras Públicas de la época- el proyecto original que compraron muchas personas no es lo que parecía entonces ni tampoco lo que llegaría a parecer.
Un barrio sobre poblado –sobrepobladísimo- donde se han generado distintos focos –como la delincuencia y narcotráfico- y donde las áreas verdes que se esperaban fueran a llegar no llegaron.
¿Funcionó este modelo? El artículo sostiene que no, que se ha tratado de emular el modelo en otros lugares, como Colina y Chicureo, donde sí ha funcionado, pero debido a que en dichos lugares había mayor conectividad y servicios, pero que en Maipú el modelo de sobrevendió dejando poco y nada espacio a las áreas verdes y a los espacios públicos que son necesarios –indispensables- para que este tipo de modelo y ciudades –satélites o no- funcionen.
El artículo es bastante elocuente y da muestro por sí mismo la importancia de los espacios públicos y áreas verdes en dicho lugar y en todo lugar y ven en la falta de ellos el principal problema (junto a la sobrepoblación que tuvo la ciudad).
¿Por qué funcionan este tipo de modelos en algunas partes y otras no? Esa es la pregunta que hay que responder.
Fuente: Plataforma Urbana
