El título suena exagerado, pero así fue la historia de Jadav Payeng. Hace aproximadamente 30 años atrás, cuando Jadav tenía 16 años, le tocó vivir en carne propia una inundación en la localidad norteña de la India, Assam, donde vivía.
Luego de la inundación, una vez que el agua había retrocedido, Jadav vio que habían muchas serpientes muertas. «Murieron de calor, sin ningún tipo de sombra arbórea», diría tiempo después en una entrevista que le realizó el «Times of India».
La realidad que vio lo impactó mucho y decidió hacer algo al respecto: Plantar árboles y semillas para dar así un nuevo ecosistema a todos los animales que habían tenido que migrar de ahí por no ser un hábitat adecuado para su reproducción.
Buscó ayuda, pero le dijeron que ahí nada crecería. Le recomendaron que plantará bambú, pero no se dio por vencido y se construyó una pequeña cabaña a un costado del bosque en la que se instaló para poder trabajar full time en la reforestación del bosque que más tarde llevaría por nombre «Molai».
Hoy, poco más de 30 años después, Jadav ha dedicado su vida a reforestar ese banco de arena para transformarlo en un bosque de 1.360 acres que hoy es hogar de aves, ciervos, rinocerontes, tigre, elefantes y especies que se encontraban en riesgo vital tras la desaparición de muchos de sus hábitats.
Vía VeoVerde
