Nos enorgullece mostrar iniciativas que tienen personas tanto para ayudar al medio ambiente como mejorar la calidad de vida de las personas. Mejor aún si estos dos conceptos van a la par. Esto hacen los alumnos de Escuela Básica Pedro Alfonso Barrios de la localidad de Cerrillos Pobres, en Ovalle, Cuarta Región.
El poblado, que queda a un costado de la ruta 5 Norte, sufre los abates de la sequía, por lo que 15 niños de la escuela logran mantener las áreas verdes reutilizando aguas grises. Por ejemplo, todo lo que se ocupa para lavar, se lleva a un estanque donde los alumnos miden el volumen y lo traspasan a otro contenedor mediante una bomba.
En la nota publicada este lunes 21 en el diario El Mercurio, el geógrafo y director del proyecto “Un Alto en el Desierto” de la Universidad Católica, Nicolás Schneider, explica que esto es “para que las escuelas tengan estrategias concretas para enfrentar la desertificación. Las escuelas tiene el rol estratégico, porque son los contenedores de población (…) Si no hay población, la desertificación va a avanzar mucho más aceleradamente”.
Con las aguas que reciclan, que son 500 litros diarios, se riegan dos veces por semana los árboles frutales. Asimismo, plantas medicinales de los niños de 4to básico y una plantación de flores de maravilla que hicieron los de 7to. Así también, bajaron el costo del agua potable.
Otro de los beneficios, es que los mismos niños han sabido enfocarse en distintos planes para seguir atacando este mal que es una realidad en el centro norte del país. Hoy día, utilizan las aguas de lluvias y se enfocan en la eficiencia energética. Lo aprendido por los menores ha hecho que empleen en sus casas e incluso en sus propias comunidades.
Vía El Mercurio
