Se trata de barrios que poco a poco están recuperando el valor de lo local como respuesta a intentar reducir las emisiones de carbono provenientes del transporte. Estas iniciativas además de ahorrar dinero para el bolsillos de las personas ayuda al fortalecimiento de negocios vecinales devolviéndole así un ambiente a la comunidad casi olvidado.
Un claro ejemplo de este boom vecinal es lo que ocurre en Portland, Estados Unidos, lugar donde los colegios, parques, negocios y facilidades se concentran en barrios de 20 minutos.
Esta conducta trae consigo beneficios económicos y ambientales. “Dos tercios de los viajes que se realizan en Portland y en la mayoría de las ciudades norteamericanas no son para ir y volver al trabajo. Así que si podemos ofrecer productos y servicios de calidad y a buenos precios en los barrios y a la vez ofrecemos colegios, parques y facilidades, podemos crear barrios completos de ’20 minutos’ por toda Portland. Esto refuerza nuestra economía local”, explicó el alcalde de la ciudad Sam Adams en una entrevista con Fast Company.
“En Portland conducimos 20% menos que en otras ciudades de tamaño similar, y como no fabricamos autos, producimos petróleo, ni tenemos compañías aseguradoras de autos, cada dólar que no gastamos en otros lados, se queda en nuestra economía. Hay alrededor de 850 millones de dólares que se quedan en los bolsillos de las personas de Portland por conducir menos. Con barrios de 20 minutos, también se reducen la congestión y podemos llegar a nuestros objetivos climáticos”, agrega el alcalde.
De este modo la ciudad norteamericana se ha ido transformando en una especie de pionera, que poco a poco, marca la pauta para el desarrollo sostenible de la vida vecinal, lo que a la postre mejoraría la calidad de vida de cualquier comunidad de decida dar el giro.
Vía Vidamasverde.com