Pablo Silva: Lo que destaco como mejor recuerdo es la sensación que me da ver la panorámica de “todos trabajando”, cuando los niños, los adultos y los voluntarios están con esa energía que parece interminable moviendo cosas, cavando, pintando, hablando entre ellos, tirando chistes o riéndose de cosas que pasan. Para mí es bacán ver eso y a la vez ser partícipe.
¿Cómo llegaste a Mi Parque? ¿Hace cuánto tiempo que participas?
Conocí la fundación por unos compañeros de la universidad, ellos desarrollaron un trabajo para un ramo en donde esta organización fue el foco de estudio. Pasado el tiempo decidí informarme más y participar. Así que llegué a la acción en septiembre de este año y desde ahí he asistido en la medida que he podido a las actividades.
¿A qué te dedicas? (Trabajo, hobbies, estudios, etc.)
Por mi carrera siempre digo que soy contador auditor para no ahondar más, pero no es tan así. La verdad es que estudié una carrera que se llama Ingeniería en Información y Control de Gestión en la Universidad de Chile. No es muy conocida, se creó en los años ochenta y no hace mucho compartía un plan común -actualmente no- con Contador Auditor, que es otra carrera de la facultad. Ahora en octubre pasado terminé mi pregrado. Por el momento disfruto de este tiempo libre que me brinda el haber terminado los estudios y proyecto en marzo buscar a una organización para aportar.
De chico que soy bien movido en actividades, por lo que he pasado por varios deportes, de los cuales continúo practicando natación, tenis y pichangas de vez en cuando con mis amigos. Me gusta mucho salir de paseo al aire libre, recorrer lugares, compartir con animales y el mar sobre todo. Me encanta juntarme con mis amigos, son un pilar muy importante, compartir con ellos y hacer cualquier cosa que se nos ocurra. También estoy muy ligado al arte desde siempre: dibujo, pinto y toco música. Creo que este último aspecto es el más fuerte en mí, siento que me entrega una desconexión con todo y contradictoriamente me conecta con otro lugar muy lejos. Se me pasan las horas a veces en algún dibujo o tocando la guitarra buscando sonidos, improvisando.
¿Cómo te describirías en algunas palabras?
Mis cercanos me han dicho que soy un gallo “tela”, buena onda y “paleteado”, creo que a esta altura estoy de acuerdo con ellos (se ríe). Por mi parte también me identifico con ser “piola”. A la larga, soy de ir de a poco y hacer las cosas porque me nacen. Soy relajado.
¿Qué te motivó a ser voluntario en la fundación?
Se justifica por el disfrute que desde niño he tenido con la naturaleza, en especial en ambientes que se pueden encontrar verde, animales, insectos, agua o vida en sí. Tuve la posibilidad de jugar y explorar en escenarios de esta índole desde que tengo memoria. Luego al crecer y cada vez más consciente, me fui dando cuenta de las diferencias que existen en ciertos lugares y cómo la presencia de un área verde puede cambiar el ánimo o las energías de los que la rodean. Entonces lo que quiero es retribuir lo que me tocó y ayudar para que todos puedan gozar de la naturaleza.
¿Cuál es tu aporte como voluntario?
Bueno, técnicamente en las construcciones he participado en los trabajos de plantas, así que ya tengo un magíster en chuzo, pala, carretilla, etc. (comenta entre risas)
Pero más allá de eso, mi aporte es entregar con buen ánimo y cariño las fuerzas necesarias para hacer evolucionar a los lugares en que nos toca ir a intervenir.
¿Cuál es tu mejor recuerdo como voluntario de Mi Parque?
Por el tiempo que llevo creo que no puedo extraer algo que identifique a alguna jornada en particular. Lo que si destaco como mejor recuerdo es la sensación que me da ver la panorámica de “todos trabajando”, cuando los niños, los adultos y los voluntarios están con esa energía que parece interminable moviendo cosas, cavando, pintando, hablando entre ellos, tirando chistes o riéndose de cosas que pasan. Para mí es bacán ver eso y a la vez ser partícipe.
¿Cómo podrías describir la Fundación en 3 palabras?
La Fundación es: Integradora de Comunidades.
